El castillo de Llordà se alza imponente sobre una cresta. Es uno de los mejores ejemplos de arquitectura residencial de la época del alto medieval de Cataluña.
Fue construido en el siglo IX, y en el siglo XI se convirtió en la residencia de Arnau Mir de Tost, encargado de la conquista del Pallars Jussà, de su repoblación y su posterior dominio.
Fue objeto de diversas transacciones a lo largo de los siglos hasta que, a raíz de las desamortizaciones del siglo XIX, quedó abandonando y se fue degradando progresivamente.
En 1997 se excavó y posteriormente se inició su restauración.